A veces compro en Lidl. Es una debilidad que tengo. Será por el jingle pegadizo de sus anuncios -… mejor precio y calidad…- o será por sus maravillosas ofertas. El caso es que el otro día intenté comprar bombillas LED 7w para el salón, porque me habían recomendado esa medida y porque estaban en promoción 4×3 o algo así, y no conseguí aclararme con las equivalencias en cuanto a potencia lumínica, consumo energético ni tamaño del casquillo. Las 100 abuelas que había rodeándome, en pleno frenesí buscando la mejor oferta, tampoco se aclaraban. El Lidl entero era un rumor estruendoso que clamaba información sobre las dichosas bombillas LED. Porque, curiosamente, con la iluminación de bajo consumo ocurre como con el euro, hace años que se instauró pero nadie tiene ni idea de calcular su equivalencia con el sistema antiguo. Igual que pensamos en pesetas, pensamos en bombillas de 40 o 60w.
¿Necesito una bombilla LED 7w o una 5w?
Lo que tenemos claro cuando hablamos de tecnología LED es que las bombillas duran más, se calientan menos y ahorran entre un 30 y un 80% de energía. En cuanto a cifras confusas, estas son las claves:
- Fíjate en la temperatura de color, que viene definida por el grado de calidez o frialdad que emite una fuente de luz y se mide en grados Kelvin. Para zonas de estar, necesitadas de luz más cálida, lo mejor es no superar los 2.700ºK.
- Controla la intensidad luminosa de cada bombilla. Antiguamente elegíamos las bombillas según sus vatios: 60W, 75W, 100W. Esto hacía referencia a su potencia, que únicamente indica la energía que consume la lámpara. Con las bombillas LED hablamos de flujo luminoso, que equivale a la cantidad de luz emitida por la bombilla, cuya eficacia se mide en lúmenes por vatio consumido (lm/w). Por ejemplo, una bombilla LED 7w equivale a una tradicional de 50W, ideal para un punto de luz en el salón que permite leer pero no es molesta.
Después de esta lección de ingeniería lumínica, seguro que tenéis más claro qué bombillas comprar, aunque no sé si seréis capaces de hacérselo entender a las abuelas del Lidl, que seguirán contando en pesetas lo que les quede de vida.