Arima significa «alma» en euskera, y no es de extrañar que este hotel se llame así y se encuentre rodeado por el bosque de Miramón, muy cerca de Donostia. Podríamos decir que su núcleo, por tanto, su alma, es esencialmente sostenible. El Hotel Arima puede presumir de ser el primer establecimiento hotelero en nuestro país en obtener la prestigiosa certificación Passivhaus. No te asustes y sigue leyendo, que no vamos a hablarte en euskera ni en alemán.
La sostenibilidad es hoy en día un concepto transversal que, cuando hablamos de arquitectura, se tiene cada vez más presente. Pero lejos de ser un hotel temático, el Arima busca ofrecer las mejores prestaciones, servicios y confort a los huéspedes, manteniendo unos estándares en la reducción del consumo de energía, tanto de calefacción como de aire acondicionado, acercándose al ideal de consumo casi nulo.
La arquitectura se funde con el entorno en el Hotel Arima
Espacios intemporales y acogedores, diseñados por el estudio de interiorismo Tarruella-Trench -con Sanda Tarruella al frente- en el que las increíbles vistas sobre el bosque están presentes en todo momento, potenciando la conexión con el entorno. Una conexión exterior-interior que se apoya en el pavimento externo de piedra blanca y lamas de aluminio en la fachada.
El edificio es obra de los arquitectos Hoz-Fontán, y supone un hito en edificios respetuosos con el medio ambiente gracias al certificado Passivhaus. ¿Y esto qué significa? aparte de «casa pasiva» en alemán, se trata de edificios que consumen hasta un 90% menos que los tradicionales. Esto se consigue gracias a un excelente aislamiento térmico, suelos radiantes, aerotermia y un sistema de ventilación que permiten no tener que consumir prácticamente nada de calefacción ni aire acondicionado, a la vez que mantener una temperatura confortable en el interior. ¿Magia? Nooo, ¡ingeniería!
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Interiores limpios y relajantes
Espacios pensados para acoger al huésped y proporcionarle una experiencia única de relajación y desconexión es la clave de este alojamiento de 4 estrellas. Para respirar y estar en contacto con la naturaleza de un modo sutil. Los interiores combinan materiales nobles como la piedra, el hierro y la madera de roble; con texturas y tejidos suaves en tonos neutros. Todo invita a tumbarse en compañía de un libro junto a un ventanal con vistas al bosque. Esos bosques de hayas que solo hay en el Norte y que en otoño nos regalan una orgía de tonalidades ocre.
Y por supuesto, cocina de autor
A estas alturas ya te estarás preguntando porqué no dejo ya de hablar de arquitectura y voy al lío. ¿Qué tal se come en el Hotel Arima? Pues más que bien. Porque cuenta con el chef Xavier Pellicer al frente de la cocina del restaurante Misura, de donde no te puedes ir sin probar su singular pollo al estilo criollo y el puerro confitado. Además ofrece un menú degustación de productos del Cantábrico. ¡Ñam! Y también contempla la opción vegana.
Y aún hay más… ¿Te cuento un secreto? Tienen la piscina abierta hasta el 29 de septiembre, y clases de yoga gratuitas hasta que empieza el mes de octubre. También puedes elegir practicar Mindfullness. Todo lo necesario para estar en armonía contigo mismo y con la naturaleza, ¿que más se puede pedir?
Este post opta al “Premio al mejor artículo de blog de interiorismo hotelero» de interihotel
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Es un hotel extraordinario. Estuve hace un par de años, y espero volver a repetir la experiencia.
¡Parece una obra de arte más que un hotel!
¡Qué maravilla de lugar!