Nacemos con la capacidad de experimentar muy diferentes tipos de emociones. Al principio son meramente un reflejo de las necesidades fisiológicas. Los bebés lloran cuando tienen hambre, frío, sueño… o ríen cuando sus necesidades de afecto, alimento o calor están satisfechas. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando crecemos y nuestras emociones se desatan por múltiples factores externos e internos y se vuelven mucho más complejas? ¿qué procesos físicos se producen en nuestro cuerpo para que sintamos alegría, miedo, tristeza, amor, felicidad o ira?
La química es responsable de los tipos de emociones
Cuando reducimos los tipos de emociones a química pura y dura, termina la magia del enamoramiento que nos han vendido en el cine desde que éramos niños. Adiós al romanticismo, señores, las emociones son meramente procesos químicos. Este hecho demoledor tiene su base científica y yo tuve la desgracia -o la fortuna, según se mire- de descubrirlo gracias al tristemente desaparecido programa de Televisión Española Redes, dirigido por el magistral Eduard Punset. El mejor programa científico-divulgativo que ha existido en la historia de la televisión de nuestro país, que se emitió durante 18 años y batió el récord de los 600 programas. Un espacio televisivo que dedicó muchos programas, sobre todo en sus últimas temporadas, a estudiar, analizar y tratar de explicar las emociones humanas.
El ser humano es un universo de emociones
Heredero del programa Redes y su afán por dar sentido a los tipos de emociones que sentimos es el proyecto Universo de Emociones, que desarrolla un complejo sistema de galaxias que interactuan entre sí, constituyendo cada galaxia un tipo de emoción. Los tipos de emociones principales que establece el proyecto son:
- Alegría
- Amor
- Felicidad
- Tristeza
- Ira
Este universo distribuye estas emociones en un prisma central que simboliza la conexión entre las emociones positivas y las negativas. Para explicar la teoría se establece un símil con el funcionamiento del universo, las galaxias y los cometas. Resulta algo complejo a simple vista, pero leído con detenimiento es una forma muy interesante de dotar de sentido a aquellos impulsos que mueven el mundo y que son propios, y probablemente exclusivos, del ser humano. Porque en esta vida, gracias a la química, lo que hacemos desde que nacemos hasta que morimos, es sentir. Por eso y como dicen los Calle 13, ahí va mi recomendación: respira el momento.