La casa del tejado rojo: película japonesa, lenta… y deliciosa

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Que Japón está en las antípodas de Europa no lo duda nadie. Bueno, espera, que el otro día me topé con la noticia de que «1 de cada 3 españoles cree que el sol gira alrededor de la tierra». Entonces, quizá «2 de cada 3» dude de dónde está Japón, o 2 de cada 3 o no sepa lo que son las «antípodas»… Pero volvamos al tema. No me refería a Japón en cuanto a estar en la otra punta del mundo; no es un tema geográfico, sino cultural. Japón es el templo de las buenas formas y el paradigma de la belleza hasta el más mínimo detalle. Y no hablo por lo aprendido en libros como Seda, que hablan de costumbres antiguas, sino también en relatos mucho más contemporáneos como los de Haruki Murakami. Adoro de los japoneses –sin haber pisado, a mi pesar, su país– su gesto cortés en el saludo y la despedida, su manera de entregarte algo con las dos manos, su comida como la más estética de las que conozco, su música, sus jardines, su iconografía… Bueno, y ahora, como «fan» declarada de Japón y lo japonés, hablemos de La Casa del Tejado rojo.

Lo primero de todo es no recomendar esta película a aquellos que no les guste el cine «lento», el que enseña para no describir, el que calla para no contar. El que te deja percibir, imaginar. Así es La Casa del Tejado Rojo. Un relato que se enriquece con los gestos, que se multiplica con la música. Que no cuenta todo… o que lo cuenta poco, para dejarte ir sumando detalles.

El relato es una narración en primera persona, que va saltando entre 2 épocas: la actual y los años precedentes a la guerra de Japón con EE.UU. Conocer más sobre este conflicto desde el punto de vista japonés es interesante (cuántas películas hemos visto desde el otro lado). Es curioso además cómo se pueden establecer paralelismos entre aquellos años de crisis y los actuales, con esa precedente euforia que acaba por apagarse… No cuento nada que no sepamos por los libros de historia. Y por supuesto no destapo nada de la película.

Protagonistas femeninas en una escena del film
¿Cuánto tiempo puede esconderse una historia de amor?

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Qué puedo contar de esta deliciosa película

Puedo decir que a pesar de su duración (136′) y su ritmo (advertidos estáis, es lenta!!!) se disfruta como un baño tibio o un masaje, notando un bienestar viendo caer las hojas de un cerezo u oyendo cómo se sirve sake caliente. No es una película muda ni mucho menos, pero tiene espacio para los sonidos y la música (la banda sonora es muy agradable).

La Casa del Tejado Rojo es una historia de amor. Una historia que se relata con una dosificación perfecta. Que tiene que dejar pasar los años para comprenderse. Para los detallistas diré que se resume en el último cuadro que aparece ya en los créditos.

Os animo a ir al cine antes de que desaparezca de la cartelera. Es una película para ver en la gran pantalla. Ahora que los cines de reestreno están abocados a la extinción, la única forma de ver estas películas ¡es correr al cine en cuanto las estrenan!

La Casa del Tejado Rojo es una película dirigida por Yoji Yamada, basada en la novela Chisai Ouchi de Kyoko Nakajima.

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