Una Barcelona apocalíptica, supervivientes perdidos por las alcantarillas que hablan en catalán. Campos de refugiados en la estación de metro de Sants… Podría ser perfectamente, Nueva York, San Francisco o Tokio. Pero no, es Barcelona, donde transcurre íntegramente la acción de «Los últimos días», la nueva película de David Pastor y Alex Pastor. Una visión del fin del mundo, al que parece que los hombres estamos destinados y donde los cineastas han visto un filón.
En esta ocasión, la historia se cuenta en versión española. Y esto es lo que me gustaría destacar. Desde hace unos años, hay un cine español que me está sorprendiendo. Un cine que se acerca a las grandes producciones de Hollywood. Un cine español con películas como: No habrá paz para los malvados, Grupo 7 o Celda 211. Buenos guiones con una puesta en escena inmejorable y actores de primer nivel.
Fuimos a ver «los últimos días» al estreno, con bastantes expectativas y no nos defraudó. Podríamos buscarle fallos o tópicos. Quizá lo que más me chirriaba era ese GPS que funciona perfectamente por los túneles del metro. No se si hay modelos capaces de hacer esto, el mío pierde la señal en el primer túnel que se encuentra. Entiendo que son licencias que se conceden a la trama, y en este caso es un detalle muy importante para ir conduciendo la historia. Al margen de estos detalles, a la película no le falta acción, no baja el ritmo y te mantiene pegado a la butaca.
Ví muchos detalles, que hacen que diferentes tipos de público, tengamos diferentes lecturas, eso me encanta, y crea debate en la cena post-cine, ¿qué simboliza el oso?, ¿valdría de algo el dinero en una situación así?, ¿y la tecnología?. Viendo la película, es imposible no plantearte los pilares que sustentan nuestro mundo y lo sobrevalorados que los tenemos. Saldos en cuentas que revisamos por internet confiando que están ahí por si nos pasa algo. Fotografías y recuerdos guardados en la nube. O aparatos tecnológicos cuya batería tiene una vida de 12 horas en el mejor de los casos. ¿Qué pasa si se va la luz, para siempre? ¿y si dejamos de tener agua al abrir el grifo?, o si no podemos salir de casa en meses, o años…
Bueno, no os cuento más, hay que verla, hay que apoyar el cine español, no vale con eso que se oye tanto de: yo no veo cien español. ¿A qué cine español se refieren?, ¿al de el destape?, ¿al de Garci?. No señores, no, hay mucho cine español y muy bueno. Abrid la mente y dadle una oportunidad o se lo llevarán fuera, como se están llevando a nuestros jóvenes con talento y ganas de hacer cosas.
Os dejo el Trailer en HD de «Los últimos días»
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Entrevista a Álex Pastor, co-director de Los Últimos Días. Por Desirée de Fez
Los Últimos Días te hace replantearte tus miedos. Miedo a tener hijos, miedo a perder el trabajo… todos esos miedos rayan el ridículo cuando tu vida se resume a sobrevivir a la siguiente esquina. Cuando nos volvemos animales en subsistencia nos sale la persona que busca a los suyos como único asidero para seguir viviendo. Las necesidades se resumen a aquello que mantiene tus funciones vitales: agua, alimento. Y más allá, un lugar donde sentirte seguro.
Me gusta el CINE así, con mayúsculas. Cuando es entretenimiento y espectáculo, pero también cuando te hace pensar. Los Últimos Días me hizo pensar, y me hizo sudar de miedo, saltar de alegría y alucinar con la puesta en escena. Me gustó José Coronado y me gustó Quim Gutiérrez, juntos y por separado. Me los creí como me creí esa Barcelona en ruinas y esa agorafobia creciente.
Los Últimos Días es una gran obra, un film profesional y atrevido que se mide con lo mejor que se está exhibiendo a nivel internacional. Y entiendo las licencias que se concede la historia para dar un respiro al final.
Pau, me ha encantado tu comentario. Estoy de acuerdo en que el cien es espectáculo y entretenimiento, pero tiene que activar algo «dentro», debe emocionar y te debe hacer que empatices con los personajes. Y cuando lo consigue, como es el caso de «Los últimos días» el espectáculo se convierte en CINE con mayúsculas.